Equinoccio: La fugacidad del equilibrio

La fugacidad del Equilibrio

Susana Ortega

Relatos llenos de Magia.

Marta miró por la ventana; el cielo gris no dejaba pasar los rayos de sol.  Con este tiempo se estaba mejor en casa; la lluvia se había convertido en esa visitante molesta que uno quiere que se vaya lo antes posible, y cada minuto extra que se queda resulta insufrible.

El murmullo de las noticias la sacó de su ensimismamiento. Se dirigió a la cocina y apagó la radio.

—El mundo ya no es lo de antes, todo cambia muy rápido —musitó.

Sobre el frigorífico, el calendario mostraba la fecha del 21 de marzo rodeada por un corazón rojo:

—¿Dónde está mi primavera? —se preguntó, volviendo a mirar por la ventana.

Marta regresó a sus quehaceres sin percatarse de la frase elegida para el mes de Marzo:

"And suddenly you know. It's time to start something new and trust the magic of beginnings."

Ama tu ritmo

El equinoccio de primavera

Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre la importancia de los cambios y de los movimientos que nos regala el paso del tiempo. La energía fluye de formas cambiantes, con patrones cíclicos que marcan ciertos días en el calendario y señalan estos tiempos de transformación. El constante ciclo de traslación de la Tierra nos asegura que el cambio sucederá sí o sí; esa es la única certeza. En medio de la incertidumbre, solo existe esta seguridad.

Y con esta seguridad llegará el equinoccio, otorgando un regalo: el fugaz equilibrio. Un instante en el que la energía Yin y Yang se abrazan en armonía, compartiendo el mismo protagonismo. Sin embargo, tras este breve momento de estabilidad, ambas energías retomarán su danza cambiante.

“And suddenly you know. It’s time to start something new and trust the magic of beginnings.”

La palabra equinoccio proviene del latín aequinoctium (igual noche), haciendo referencia al instante en que la dualidad se desvanece tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur. No obstante, en el hemisferio norte, la energía Yang de la luz conducirá hacia la primavera, mientras que en el hemisferio sur, la energía Yin de la noche abrirá paso al otoño.

Vivo de espaldas a muchas cosas que suceden en el mundo, pues no tengo televisión. Sin embargo, ya sea a través de redes sociales o pódcast, me doy cuenta —seguro que tú también— del cambio que está experimentando el mundo. Un cambio que sacude nuestras bases y nos obliga a estar plenamente conscientes, evitando caer en el miedo, viviendo el presente para no sentir ansiedad por el futuro.

Abrazar el cambio es complicado, pero todo cambio externo implica una adaptación, es decir, otro cambio. ¿Y si fuéramos capaces de realizar la transformación que cada uno busca, aprovechando la oportunidad que nos brinda el propio cambio? Volveré a este tema más adelante.

Camino con corazón

El equinoccio de primavera marca el inicio del nuevo año astrológico. La energía del signo de Aries toma las riendas, sumergiéndonos en un proceso de renovación vital. Su fuerza insufla vida a los sueños invernales, desafiándolos a manifestarse. La primavera sacude las ramas de nuestro árbol para que reverdezca.

Cada año, al acercarse el 20-22 de marzo, el planeta, en su devenir por la eclíptica, atraviesa la Gran Grieta Cósmica, el espacio existente entre las constelaciones de Piscis y Aries. Esta zona de separación entre signos es mayor que la de otros, permitiendo que las energías del corazón de la galaxia penetren en la Tierra sin los filtros que ofrecen las constelaciones zodiacales.

 Para mí, las constelaciones zodiacales son arquetipos terrestres que tamizan cualquier energía, reduciendo su vibración. Este momento nos invita a reconectar más allá de lo que ocurre en la Tierra. Toda la primavera nos ofrece la oportunidad de transformarnos completamente. De ahí la importancia de la luna llena de Pascua (la primera tras el equinoccio), la luna de Wesak y la luna llena en Géminis. Un trimestre para nutrir nuestro ser y, si así lo deseamos, sacar lo mejor de nosotros.

Ama tu ritmo

A pesar de lo bien que suena esto, la primavera nunca ha sido mi estación favorita. Es un tiempo de movimiento, de comenzar a "trabajar" a pleno rendimiento para alcanzar objetivos. Percibía los ritmos de la naturaleza y me dejaba llevar por ellos, lo cual no es malo, aunque a veces lo hacía sin considerar mi propio momento vital. Era como si siempre me tomara por sorpresa, deseando que el invierno se alargara un poco más.

Es cierto que sentía el ritmo marcado por la naturaleza y danzaba a su son, pero tal vez olvidaba amar mi propio ritmo y nutrirlo con el de la naturaleza, en lugar de simplemente adaptarme a él. Dejaba de lado lo que nos recuerda Rubén Darío:

Ama tu ritmo

"Ama tu ritmo y ritma tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.


La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones."

Por eso, si, como yo, deseas materializar aquello en lo que has estado trabajando durante tanto tiempo, quizás quieras aprovechar la energía ariana para salir de tu zona de confort y hacer realidad ese cambio personal, el cambio en tu propia vida. Pero hazlo siempre a tu propio ritmo, aprovechando la vibración de la naturaleza para transformar tu vida.

Llevo un tiempo jugando a escribir, y me siento cómoda en esta posición. Pero no es casualidad que, a mi propio ritmo, haya comenzado a crear cuentos del alma para personas y amigas. Estoy retomando la escritura y, con calma, estoy elaborando textos para lo que quiero que sea un pódcast. Así que aprovecharé esta energía primaveral para deshacerme de la pereza y comenzar a caminar… eso sí, a mi ritmo.

Vivimos desconectados del ritmo de la Tierra y, aún más importante, de nuestro ritmo personal. Nos dejamos llevar por el ambiente que nos rodea, por las noticias imperantes y por emociones que no sabemos gestionar. Quizás este sea un buen momento para, en la fugacidad del equinoccio, realizar una acción, una meditación o una sentencia que nos recuerde: "Vivir a nuestro ritmo, ritmando las acciones bajo esta ley".

En la fugacidad del equinoccio tomamos conciencia de que el equilibrio existe. Quizás no sea eterno, pero es real, y podemos encontrarlo dentro de nosotros cuando aprendemos a ritmar con la vida.

Un guiño de hada, de hada peregrina.

© Susana Ortega

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